miércoles, 25 de junio de 2014

Le finestre di pietra y otras historias de Joel

Con mucho retraso subo esta “crónica” de mi estancia en Italia y una carrera que corrí allí. En los próximos días subimos las del II Portazgo Nocturno

3 MESES HAN PASADO…por Joel

3 meses han pasado desde la V subida al Portazgo, mi última crónica.
Como algunos de vosotros, estimados lectores, sabéis, he estado 3 meses (Marzo, Abril y Mayo) en Italia por temas laborales. Venía en progresión, mis sesiones en el rodillo, las salidas en bici de los sábados, un par de días de nadar, un par o tres días de correr, ya fuera en llano o por el monte estaban siendo cada vez más programadas y creo que a consecuencia de ello, iba mejorando carrera a carrera mis marcas y lo más importante, acabando las carreras con ganas de preparar la siguiente.
Llegamos a Italia, a priori el sitio y horarios eran perfectos para entrenar por montaña: Apenino Alessandrino, desniveles de 1000 m+ en apenas 8 km, zonas de cresteo, bajadas técnicas, zonas de piedra lisa, de pedrera, prados, riachuelos, todo muy motivador. Además me llevé la bicicleta para los días de descanso activo y poder hacer rodajes largos. Sin embargo la planificación y las ganas, para qué negarlo, no acompañaron.



Marzo: Los primeros días tengo algo más de tiempo libre así que exploro la zona. Me maravilla: nevadas, aguanieve, cascadas heladas… naturaleza en estado puro: gamos, corzos, jabalíes, liebres, algún faisán de suelta, cada día experimentaba algo nuevo. Empezamos con problemillas en el trabajo que trastocan mis horarios, es difícil planificarse, seguir una rutina de ejercicio y de comidas, muchos días de comer fuera con compañeros de trabajo. Se rompe la bici en la tercera o cuarta salida (no la arreglé hasta que volví). En la tercera semana más o menos, me mentalizo, o me resigno, a que no voy a poder mantener el ritmo que llevaba en España, así que todas las salidas que hago son tranquilas, si no puedo salir 5 días, saldré dos o tres y en plan paseo.

Abril: Sigo la tónica de dos o tres salidas semanales tranquilas, cuando puedo, sin planificar. La planificación en el trabajo es prácticamente imposible, cada día surgen problemas nuevos que hay que resolver. Cuando por fin parece que la cosa “tira” surge un problema que manda el trabajo de una semana al garete y me hace replantearme qué “mierdas” hago allí. Anímicamente no estoy en mi mejor forma, la soledad en la casa me sienta mal. Todo se une para buscar excusas y no salir a entrenar. Llegan las vacaciones, vengo a España, 18 de Mayo, en la primera salida con Ruben me “curo”, motivación al 200%. Decido que me voy a apuntar a una carrerita en Italia a la que ya tenía echado el ojo: “Le finestre di pietra” que se celebraría el 18 de Mayo. Durante las vacaciones, hago varias salidas, 3 de ellas con Ruben y Blas, mis ganas van en aumento.
Mayo: 29 de Abril, de vuelta en Italia, la planificación en el trabajo ha mejorado ligeramente, me planifico para salir uno de cada dos días, sin embargo, despertarse a las 5 de Lunes a Domingo no ayuda, son salidas a acumular kilómetros más que mejorar ritmos. Sobre el día 5 o 6 de Mayo me tuerzo el tobillo y me hago un pequeño esguince, contra todo pronóstico en 2 o 3 días estoy bien y prosigo con los entrenamientos, son salidas de 18 a 20 km en las que intento reproducir el recorrido de la carrera.



Le finestre di pietra: 18 de Mayo, 37 km, 1900m D+. Me planto en la línea de salida, conozco el 75% del recorrido, me faltan los primeros y los últimos kilómetros, me veo con ganas para terminar pero no espero hacer un gran tiempo. Según lo que conozco de la carrera es un poco engañosa, las zonas de mucho desnivel que hay al principio, si no llueve, serán “sencillas” porque son en bosque cerrado y puedes cogerte de los árboles. Las zonas de “pista” que hay a mitad de recorrido en las que por desnivel se podría correr son de piedra suelta, están fracturadas por el paso de las orugas mecánicas, no es grava, son bloques, es bastante incómodo y me propongo hacerlas andando en las subidas y corriendo en las bajadas. El final, por el perfil es bajada (que conozco) y llano (que no conozco). En la salida me sorprende la “marquitis” y el “postureo” (como algunos decís) en los otros corredores. En un día de temperatura benévola (sobre 17-18 grados) para una carrera de 37 km observo gente que va preparada como para la UTMB: bastones extensibles, polainas, cortavientos, gorros de lana!!… Yo llevo la mochila de bidones y un cortavientos porque es obligatorio, si no probablemente no lo llevaría porque no marca lluvia ni viento. Los bidones y comida sí, puesto que solo habrá 3 avituallamientos de solo agua. Se da la salida, no hay, ni por asomo, el nivel que he visto en otras carreras disputadas, saliendo muy tranquilo (a 6:30, Blas, jejeje) voy dejando corredores atrás poco a poco. En la primera subida de asfalto mucha gente anda, yo alterno trote con andar, voy de paseo, llega una bajada, seguimos en asfalto donde pierdo una posición. Luego, tras cruzar la pasarela del río, llega la subida de andar y trepar, sigo con el ritmo suave.



Sobre el kilómetro 8 ya veo pista libre y sigo a mi ritmo, adelanto a algunos corredores hasta el kilómetro 11 donde está el avituallamiento más triste de la historia, la misma protección civil italiana con garrafas de agua. Ya lo sabía pero aun así sorprende dado el precio de la inscripción. Los otros avituallamientos serán iguales. Prosigo, me veo fuerte y aprieto, a pesar de ello no alcanzo más que un par de corredores hasta el km 20. Sobre el km 23, a pesar de que he bebido y comido un montón me vienen avisos de calambres, me sorprende mucho porque en realidad no me noto cansado. A día de hoy no le encuentro otra explicación que  la falta de competición ya que aunque no esperaba llegar muy fresco a los 37 km había hecho dos rodajes de 24 y 25 km sin problemas de ese tipo. Me resigno e intento no forzar, sé que queda poco de subir y mucho de bajar, así que me reservo mucho, aunque a partir de aquí voy alcanzando algunos corredores, a la mayoría se les ve “tocados”. Llega la zona de bajada del km 25 y pico y bajo bastante tranquilo, aquí sí empiezo a tener cansancio pero como es bajada me dejo llevar. El avituallamiento del km 28 es una fuente con abrevadero y meto la cabeza dentro, me espabila bastante y al salir del avituallamiento alcanzo algún corredor más. Ya hasta el km 35 es zona de bajada, aunque para mí se me hace de sube- baja, creo que el perfil de la web (el que adjunto) está mal al compararlo con el de wikiloc, en una de esas me caigo y me dan calambres hasta en el alma, me levanto y sigo. Los últimos dos km son llanos por el lecho del río, aquí sí que voy verdaderamente cansado y me pasa un corredor. Entro en meta con un tiempo de 5h08´ a un ritmo muy discreto de 8min20s/km, posición 47 de los 197 que empezaron la prueba. No estoy especialmente contento pero bueno, he acabado. Creo que podría haberlo hecho mejor, supongo que la falta de entrenamientos de calidad y el ir cargado con la mochila y la comida me ha lastrado mucho. Sobre todo comparo el ritmo de carrera con los ritmos de los entrenamientos en el mismo recorrido y no me acaba de convencer el resultado. Para los que os gusta esta información: comí una barrita de power bar , 3 geles de power gel y 2 plátanos si no recuerdo mal, bebí aproximadamente 7 u 8 bidones de agua, que son cerca de 4 litros, oriné, creo, 3 veces.


Sobre la organización, pues solo cosas malas, supongo que no es será la tónica en este país. Ya que pagas 50 euros me parece un atraco a mano armada que lo único que haya es agua en garrafas, al menos que fuera San Pellegrino. No había puntos kilométricos, las cintas las dejan de unos años a otros y es lo que hay, yo conocía el recorrido, si no, me pierdo con total seguridad, en la web ponen “buffet al final” y lo que había era un plato de menestra…¿¿a quién, en el país de la pasta, se le ocurre?? Me parece absolutamente ridículo. Y las fotos? En cualquier otra carrera te hacen, al menos, foto en meta, aquí nada. Eso sí, los stands de Salomon, North Face y el resto estaban muy bonitos. Entiendo que era autosuficiencia pero, para mí, en esta carrera hubo muchos que se llenaron los bolsillos, 10.000 euros solo en inscripciones de esta distancia (había 2 distancias más, 19 y 70 km) dan para más, que no pongan vasos de plástico lo entiendo por el tema ambiental pero que al menos las fotos, la comida en meta, fisioterapia… sean dignas, tampoco pasaría nada por poner fruta en los avituallamientos. Es una carrera que, quitando el recorrido que es muy bonito, no recomiendo a nadie, espero que no sea la tónica por allí. 
El resto del mes lo paso prácticamente parado, entre la recuperación de la carrera y la sobredosis laboral no encuentro ganas ni tiempo. Me prometo a mí mismo que cuando vuelva a España retomo los entrenamientos

Junio: ya estoy de vuelta! Ganas y motivación reaparecen al 100% así como la disponibilidad. Los primeros días muy flojos, acuso el calor, concienciándome que he perdido sobre todo el ritmo de carrera y de bicicleta, en las salidas de montaña aceptablemente bien, exceptuando un día que me dio un pajarón soberbio probablemente debido al intenso calor. Ahora llevo un par de semanas haciendo series y me encuentro con más ganas que nunca, planificando los entrenamientos muy bien y sobre todo a las horas de menos calor.
Hasta la próxima

1 comentario:

  1. Buena carrera desde mi punto de vista para los entrenos que estabas haciendo. En cuanto a los avituallamientos lo veo normal, siendo una carrera de autosuficiencia y con esa distancia, como mucho uno a mitad quizás con algo de comida y un puesto medico. Lo que si es delito es la llegada a meta y el precio de la inscripción.

    Por otra parte, lo de tu motivación es lógico por el horario que tenias era muy dificil seguir un habito diario de entreno, así que salias poco. Ademas de que necesitas que te piquen si no no te mueves.

    Nos vemos en el monte!aunque no se cuanto subirás porque te ha dado por ser un Blas y hacer solo 10k.

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